Máscaras absurdas, telarañas de mentira

calabazas con ojos diferentes , bocas

cejas, dientes, muelas.

Algún vampiro cenizo, brujas sin disfraz

la tontería del truco o trato,

un sin sentido disparatado.

 

Tiendas decoradas, decorados escaparates

maniquies sangrientos, disfraces obsoletos

barriadas grotescas, tragaldabas,

paisaje, tontería, abracadabra.

El niño llora pues no lo disfrazan

llora la niña pues quiere ser Morticia

no la Cruela de los Dalmatas

y en la escoba la bruja sube a la alcoba

muy malhumorada.

 

Un sinsentido disparatado.

Fiestas, disfraces, copas, baile

ni muertos ni difuntos

solo el reflejo de un reflejo

que no es nuestro.

Hasta las narices, hasta el cogote,

hasta los morros,

y hasta los huevos,

por no decir hasta los cojones.

 

No, Jalogüin no es nuestro,

No, Jalogüin no nos pertenece

no, no nos hace falta, no lo queremos

No Jalogüin no es nuestra Historia

No Jalogüin no es nuestra cultura

no, no nos hace falta, no lo queremos

no es nuestra esencia ni nuestra Historia

no nos hace falta, no lo queremos.

 

 

Ahora a afilar la óptica, se lea, se compare y se concluya.

 

31 de Octubre

Noche de difuntos.

Lugar: Todos los teatros de toda España

Todos se visten de gala

se maquillan,

se engalanan,

es la noche de Carnaval.

Se llenan de colores, de ilusión, de ARTE

de belleza, de la belleza de las palabras.

 

Es la noche de difuntos, de memoria

de honrar a nuestros muertos,

a nuestros idos, no en alma

tan sólo en cuerpo.

Una pluma decimonónica

sustituye, reemplaza, mejora

a un burlador del siglo de oro.

 

Sevillano, sus queridas, sus amantes

su novicia y sus muertos en desafío.

Razones centuplicadas, ocasiones extremadas,

razón, virtud, justicia y venta.

Cabañas, palacios, claustros,

princesas reales, pescadoras en ruin barca.

Reñidores, jugadores,

juego, lid y amores.

Una novicia en la apuesta

más la novia de un amigo

que para casarse esté.

¿Pues va la vida? Pues va

 

Conquista, suspiro, amor de galán,

verbo del cielo, promesa y verdad.

Dos futuras esculturas, con el tiempo

junto a la sepultura de Doña Inés.

Clamé al cielo, y no me oyó.
Mas, si sus puertas me cierra,
de mis pasos en la Tierra
responda el cielo, no yo.”

De palacio a Cementerio,

suntuosidad del escultor,

convite con añejas amistades

Don Gonzalo por el muro penetrante

desafiante.

Don Juan en total desvarío

a Centellas un último desafío.

 

(Acto que da sentido a nuestros difuntos

prefacio del preámbulo del prólogo del proemio

del día de todos los santos.)

 

El último, final encuentro con el Comendador

un apretón de manos, una fuerte, la otra fría

acto de bienvenida al Infierno

y de repente y de la nada, como un ángel esbelto

de voz dulce, tranquila, calma y fiel

aparece entre las nubes Doña Inés.

Cesan los cantos funerales,

callan la mortuorias campanas

ocupan urnas sepulcrales

la sombras livianas,

vuelven a los pedestales

las animadas esculturas.

 

Don Juan y Doña Ines

descansan en la misma sepultura.

 

«¡Clemente Dios, gloria a Ti!
Mañana a los sevillanos
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.
Mas es justo: quede aquí
al universo notorio
que, pues me abre el
purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio»