LA CIUDAD DEL REY
“Las ciudades no tuvieron siglos fáciles tras la caída del Imperio Romano. Pocas se elevaron en una Europa siempre vista como oscura y caótica. La península ibérica fue una excepción. Un claro ejemplo lo dejan las ruinas de urbe visigoda cercana a Zorita de los Canes, en plena Alcarria. Un rincón de la provincia de Guadalajara, en la comunidad de Castilla-La Mancha, que muestra la intención del reino gótico de dejar huella. Esta urbe que elevaron se llamaba Recópolis. Su yacimiento cuenta con 33 hectáreas, 22 de ellas amuralladas, y está considerado como uno de los más trascendentales de la Edad Media. No en vano, no solo fue la primera ciudad de nueva planta construida en la España medieval por iniciativa estatal, sino posiblemente en todo occidente. Un hito palaciego extraordinario que merece la pena descubrir.
El descubrimiento de Recópolis no fue temprano. Estuvo perdida hasta 1893, cuando Juan Catalina García López, decidió seguir las pistas de las Relaciones Topográficas que encargó en su tiempo Felipe II. Dicho relato estadístico pretendía contabilizar todos los asentamientos de los reinos que gobernaba. Así fue como García López, visitando las poblaciones de la Alcarria, encontró en un altozano junto al Tajo los restos de este enclave construido por el rey Leovigildo. En la cumbre de su poder, con un reino que se extendía por casi toda la península hasta el sureste de Francia, Leovigildo levantó ex novo esta ciudad de nueva planta. Iba a ser su capital y centro de poder, un auténtico Versalles visigótico. Corría el año 578 y se mantuvo en pie hasta el siglo IX.
El nombre, Recópolis, parece indicar un homenaje a su hijo Recaredo. No obstante, parece extraño que escogiera tal nombre y no el de su primogénito, Hermenegildo, para tal honor. Algunos arqueólogos apuntan al término rexopolis, es decir, ciudad del rey. En cualquier caso, se pretendía conmemorar la consolidación del poder real y el estado conocido como reino visigodo de Toledo. Pasaron los siglos y, tras la conquista musulmana, entró en un período de decadencia entre el 840 y el 850 momento de afianzamiento de Al-Ándalus.
En ese momento se produjo el abandono de esta y otras ciudades, que dieron paso a otras poblaciones como Guadalajara, Albacete, Madrid, Badajoz y Zorita de los Canes, su sucesora. Recópolis no fue arrasada, pero se transformó, ajustándose a las nuevas necesidades. Las mansiones aristocráticas se dividieron en viviendas, se construyó una mezquita. Por desgracia, se produjo un pavoroso incendio que daría al traste con su futuro.”
Imagen y montaje: Jorge Corróns Crespí