En un artículo anterior se habló del expolio legal de la II República española en la Guerra Civil y de la inminente política de desprestigio franquista a este expolio, aludiendo a que era un robo. Pero en esta ocasión hay que avanzar un año más, cuando los nazis conquistan Francia y la Francia de Vichy está gobernada por Pétain.

Es en este momento cuando el gobierno de Franco empieza una política de “recuperación” de piezas que se encuentran en Francia y en toda Europa y que son parte del patrimonio cultural español.

Así, el gobierno de Franco se juntó con Pétain para tratar el intercambio de obras que los franquistas consideraban de su patrimonio: La Inmaculada de Murillo, por su significado religioso, la Dama de Elche, porque es “uno de los testimonios más antiguos del arte ibérico” y las Coronas votivas visigodas, entre las que destaca el Tesoro de Guarrazar y son “una de las primeras y más preciosas manifestaciones de la fe católica en España” (COLORADO, 2017 a).

¿Pero por qué el gobierno franquista intentó traerse únicamente las piezas que había en Francia cuando el patrimonio cultural español está por toda Europa? ¿Y por qué la Francia de Vichy aceptó este intercambio? Colorado defiende que es porque Francia apoyó a la República española en la Guerra Civil, lo que supuso que Franco quisiera humillarles y parecer más fuerte que ellos. Pétain aceptaba el trato para que España no se sumara a la Guerra Mundial en el bando de los fascistas y nazis.

De esta manera, empezaron las negociaciones entre Pétain y Serrano Súñer, que era el ministro de gobernación franquista y miembro de la Falange española. Los españoles pidieron en este intercambio que La Inmaculada de Murillo se entregara el 8 de diciembre de 1940 para la fiesta de dicha virgen, pero los franceses, viendo que los españoles no querían entregar nada a cambio pararon las negociaciones.

Es por ello por lo que el 25 de noviembre de ese mismo año se juntó el Consejo de ministros franquista para tratar las piezas que serían entregadas a los franceses, entre las que destacaban un Velázquez, un Greco y la mitad de una tienda militar de Francisco I que fue entregada a España como botín de guerra, pero sin precisar cuáles serían las obras.

Tras este consejo, la Inmaculada llegó a España el 8 de diciembre de 1940, seguida por una campaña de prensa española muy sesgada, tal y como se puede leer en la revista Legiones y falanges: “(La Inmaculada) devuelta por Francia al Museo del Prado (…) como anticipo de un grupo de obras maestras españolas que del Louvre pasarán a los museos e iglesias de donde proceden” (LEGIONES Y FALANGES, 1941: 46), sin hablar de las piezas que entregaría España y tomándolo como un rescate franquista, no como un intercambio.

Con la llegada del cuadro de Murillo, se firmó el primer acuerdo entre los dos países el 21 de diciembre de 1940, en el que se veían claramente las piezas que iba a entregar Francia, pero no las españolas, lo que enfadaba a los franceses porque no veían justo el trato.

Así, las piezas que faltaban de Francia pasaron la frontera el 10 de febrero de 1941, entre las que destacaban la Dama de Elche y las coronas votivas del Tesoro de Guarrazar.

¿Pero, cuáles eran las obras que al final entregó España? ¿Fue al final un rescate como vendía la prensa española? Bien, tras la llegada de la Dama de Elche y las coronas votivas se firmó el último acuerdo entre Serrano Súñer y el embajador de Vichy, en el que ya se podía leer que España iba a entregar una copia que tenía del cuadro de Mariana de Austria, de Velázquez, un cuadro repetido de Antonio de Covarrubias, pintado por el Greco, el tapiz de Goya de La Riña de Venta Nueva, extraído de un cartón del pintor de 1777 y la mitad de la tienda de Francisco I mencionada anteriormente. No obstante, la mitad de la tienda no se entregó porque Súñer se negó a ello y estas obras fueron recibidas a cuentagotas a los franceses.

A mediados de 1941 se dio por finalizado este intercambio, vendiéndolo España como un rescate franquista del patrimonio cultural español y exponiendo las obras en el Prado. Pero Francia estaba en desacuerdo y enfadada con España por cómo se había dado el intercambio y cuando se acabó la II Guerra Mundial se inició una campaña antiespañola basada en que los españoles se habían aprovechado de la difícil situación francesa en la II Guerra Mundial para realizar un intercambio desequilibrado y expoliar estas obras.

Respondiendo a la pregunta inicial, está claro que la prensa española lo vendió como un rescate del patrimonio español, pero en realidad no fue así, pues si se acuden a las fuentes primarias se ve que fue un intercambio muy beneficioso para España, que se aprovechó de la mala situación de Francia en la guerra. Cabe destacar que la historiografía española no ha estudiado mucho este intercambio.

NOTA: artículo ofrecido por ESACH Madrid.

FUENTE IMAGEN: La Dama de Elche y La Inmaculada en el Museo del Prado (Croma Cultura). 

Bibliografía

  • COLORADO CASTELARY, Arturo, “Patrimonio, guerra y posguerra en España: indagación histórica y gestión digital”, impartida en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), Ciudad de México, el 22 de mayo de 2019. https://www.youtube.com/watch?time_continue=196&v=WdfV0Ogwt1o&feature=emb_title
  • COLORADO CASTELARY, Arturo, “Contribución al estudio de la salida delictiva de obras de arte al extranjero durante la Guerra Civil”, Archivo español del arte, 2017, XC (359), pp. 275-286.
  • COLORADO CASTELARY, Arturo, “La permuta artística Franco-Pétain de 1941: desagravio y emblema de lo genuinamente español”, en Cabañas Bravo, M. (2017). Imaginarios en conflicto: lo español en los siglos XIX y XX. Editorial CSIC Consejo Superior de Investigaciones Científicas. https://elibro.net/es/ereader/universidadcomplutense/100238?page=412
  • “Una escultura de dos dimensiones”, Legiones y falanges, enero de 1941.