En 1990 José Miguel Rueda Muñoz de San Pedro, arquitecto de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, rehabilitó un antiguo edificio en Aranjuez perteneciente a la Casa de Alba que fue construido en la década de 1750 en la ampliación del palacio ordenada por Carlos III, que origen a la villa de Aranjuez. En este lugar se encontró una sala con unos preciosos dibujos a carboncillo de factura goyesca. Se le llamó Sala de la Plancha por ser usado para el oficio de las planchadoras.

“Me gusta imaginar quién pasó por aquí, quién dibujó estas escenas de trazo firme, qué vidas poblaron esta sala con sus alegrías y sus tristezas perdidas en el tiempo, quizás Goya pasó por aquí, quizás esta sala presenció, entre miradas y chanzas de vida cotidiana, como la mano de un artista marcó a carboncillo su talento sobre el yeso de sus paredes blancas”.

Pasó el tiempo y el edificio de propiedad particular sufrió modificaciones de uso, posteriormente se parceló de nuevo en dos mitades perdiendo la entrada principal y la escalera original del edificio, con el tiempo fue cayendo en el abandono hasta llegar a un estado ruinoso. Conscientes del avanzado deterioro estructural y la pérdida irreparable de los dibujos goyescos se hizo urgente su restauración. Se acometió la consolidación y restauración de la corrala, incluyendo las caballerizas con sus abrevaderos originales y la llamada sala de la Plancha, en la que fueron limpiados y restaurados con mimo los dibujos encontrados.

En la actualidad un restaurante ocupa la planta baja con acceso al patio interior, pero lamentablemente la sala no se puede visitar de manera pública ya que se accede desde el piso superior del edificio de propiedad privada.

Nuevamente el silencio se ha hecho dueño de este espacio evocador y un lagarto vigilante custodia paciente este modesto testigo de nuestra historia.

Sala. Fauno. Detalle de escena y Aquelarre son algunos de los dibujos de la Sala de la Plancha.

Fotos de fachada:

Alfonso Segovia

Galería:

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