Imagina que por azar del destino, perdemos un hito de nuestro Patrimonio Cultural Tangible. ¿El material original es irremplazable? ¿No existe valor en las reproducciones? Es una cuestión difícil, por herencias de nuestro pasado occidental nos cuesta mucho valorar algo que no sea material, de una mínima antigüedad, con un tipo de material en concreto y, por encima de todo, que sea original. Que no se trate de alguna clase de engaño. No obstante, en otras partes del mundo no preocupa tanto ese miedo al engaño.

En Oriente, especialmente en países tan alejados como China y Japón, la mentalidad es diferente. No se valora una obra en sí, sino la concepción de la misma. Muchos templos en China y Japón suelen ser de madera, al igual que varias esculturas. No tardan mucho en desaparecer esas obras, pero se reconstruyen tal cual, las veces que sean necesarias. Y si se pierde una obra de material más duradero suelen hacer lo mismo, porque lo importante es conservar la esencia. Gracias a esa costumbre, hoy existen personas que saben cómo construir un edificio o crear una escultura al estilo de hace varios siglos. En Japón, a esas personas se les llama Tesoros Nacionales Vivientes, y no solo para arquitectura y escultura, también encontramos expertos en cerámica, lacado, ukiyo-e, etc.

¿Qué pasaría con el Monasterio de El Escorial si se quemara? Que lo perderíamos para siempre, porque no existe nadie que sepa cómo levantar otro edificio exactamente igual. Además, mucha gente tampoco lo permitiría, porque “no es el original”. Y lo mismo para la pintura que encontramos dentro, por no hablar de otros objetos de igual valor. Otro tema es el dinero que se necesitaría, pero no hay espacio en el post para desarrollarlo.

Se pueden poner más ejemplos. ¿Y si las pinturas del Prado se pierden? ¿No podríamos echar mano de las copias y reproducciones que el museo permitió hacer a determinados artistas? Seguramente, esas obras difícilmente serán tan valoradas como los originales, pero es una simple cuestión de educación. Casi todas las esculturas clásicas de Grecia y Roma son copias de los originales perdidos y a nadie le molesta. Es verdad, la mayoría de esas reproducciones son muy antiguas, pero siguen siendo copias, al fin y al cabo.

Es resumen, una idea inmaterial también puede tener su valor, como representación de algo tangible que ya no existe. Así lo entienden en países orientales como Japón. Y también podemos rastrear una mentalidad similar, por ejemplo, en ciertos enclaves de América Latina. Si nosotros pudiéramos pensar igual, la concepción o esencia espiritual de nuestro Patrimonio Cultural Material (tanto mueble como inmueble) jamás moriría. Pero claro, primero tendríamos que educar a la gente en ese sentido.

¿Qué opinas al respecto? ¿Si un bien material desaparece, te gustaría que volviera a la vida en forma de copia, lo más fidedigna posible?

FUENTE IMAGEN: patrimonionacional.es