Santiago de Guatemala, 1541
¡Buenos días a todos! Esta semana tenemos el gusto de hablar con doña Beatriz de la Cueva, la única mujer gobernador de Guatemala. *
P: Buenos días doña Beatriz y gracias por aceptar esta entrevista en este momento tan difícil para todos. Cuando salimos de España para hacer esta entrevista, no pudimos imaginar que la encontraríamos con el cargo de la gobernante de Guatemala. Como es costumbre en nuestras entrevistas y empezando desde el principio, ¿Qué nos puede contar de su vida antes de casarse?
R: Mucho gusto recibiros en mi casa. Sí, todo en los últimos días ha pasado muy rápido, muchas cosas han cambiado. La pregunta…. ¡Ah, sí! mi vida antes de casarme.
Yo nací en Úbeda. Mi familia es una familia noble proveniente de esas tierras. Uno de los miembros “más conocidos” de mi familia es Beltrán de la Cueva y Mercado. Éramos 14 hermanos, jajaja. Siete niñas (pero solo mis dos hermanas y yo hemos alcanzado la edad adulta) y siete niños.
P: Una de esas dos hermanas fue la primera mujer de su marido, si no me equivoco.
R: Así es. Es la mayor de todos, Francisca que se casó con Pedro de Alvarado. Pero no tuvo suerte en el viaje hasta aquí. En el barco se desata una plaga de peste y mi hermana muere sin pisar siquiera Norteamerica.
P: ¿Cómo llegó a casarse con su cuñado?
R: Al oír que mi hermana falleció, decidí romper el acuerdo de mi propio casamiento y esperar para ver si Pedro volvía de nuevo a España. Tuve que esperar unos 10 años, pero al final coincidimos de nuevo en Úbeda, cuando en su viaje a la Corte decidió visitar la tumba de Francisca.
Se decidió que nos casáramos, pero no fue tan fácil todo. Tuvimos que pedir la dispensa papal y al final nos ayudo el propio emperador Carlos para obtenerlo.
P: ¿Es verdad que no vino sola a Guatemala, sino que con usted iban sus damas de compañía?
R: Bueno, sí y no. Es verdad que me mude a Guatemala en una expedición de tres naves, 250 hombres y 20 doncellas. Pero ellas vinieron aquí para casarse, no para quedarse conmigo en el palacio del gobernador. Son doncellas hidalgas que vinieron con la intención de, casándose, crear la nueva aristocracia colonial.
P: ¿Fue un éxito ese plan?
R: Queda por ver. Es verdad que no encontraron lo que esperaban aquí, pero tengo la fe en que al final todas encontrarán su pareja aquí.
P: ¿Cómo se adapta a la vida en Santiago de Guatemala?
R: Estoy en ello. Vinimos hace un poco más de dos años, cuando mi marido hizo efectiva la posesión de su nuevo puesto de gobernador. Pero no pasó mucho y él decidió salir con una expedición a las islas de las Molucas. Desgraciadamente, y como ya sabrá, perdió pierde la vida hace unos meses en una de las batallas con los indígenas aplastado accidentalmente por las patas del caballo de un castellano.
P: ¿Y usted se tiene que hacer ahora cargo de su puesto?
R: Así es. Ya llevó unos meses de gobernadora interina, el Cabildo guatemalteco me nombró tras conocerse la muerte de Pedro. Y precisamente ayer hice el juramento de ley.
P: Muchos cambios en tan poco tiempo, sin duda alguna. Muchas gracias, doña Beatriz, por esta conversación y mucha suerte en su futuro trabajo.
R: A usted por venir hasta aquí e interesarse por mi historia. Veremos donde nos lleva la vida. Adiós.
*aunque los hechos presentados en esta entrevista son históricamente correctos, todo el diálogo es el fruto de la imaginación del autor
SOCIA 2458
Enamorada de historias y lenguas, hace un par de años decidió cambiar el sol de Belgrado por el de Madrid. Investigadora y viajera, su deseo es conocer el mundo y encontrar las historias más interesantes de cada cultura. Actualmente leyendo para su tesis doctoral y escribiendo artículos. Graduada en Derecho, con los Masteres en Derecho Internacional y en Derechos Humanos.