Curioso es que, a veces, noticias muy similares se le aparezcan a uno como atraídas por un imán. Descubrimos en la Lista Roja la iglesia del convento de San Rafael, despedazada por la metralla de la Guerra Civil a su paso por Belchite, Zaragoza. El lugar de nacimiento de la madre del más grande cantautor español es símbolo de la destrucción de nuestra guerra fratricida (Guernica, más famosa, se reconstruyó). Decía la madre del nen del Poble Sec, que ella era de allí donde se criaran sus hijos, verdadera máxima del feminismo del que nos gusta. Claro que la madre de Joan Manuel Serrat no tenía mucha elección, pues Belchite se convirtió en un amalgama de escombros, hoy felizmente visitables. San Rafael era una iglesia del siglo XVIII, con característica cúpula y arquitectura de buen ladrillo, levantada en un lugar donde se abrieron los infiernos. Dicen algunos historiadores que la batalla en Belchite fue maniobra de distracción del ejército republicano para aliviar la presión de los franquistas en el norte. Para otros, fue una batalla inesperada en una localidad donde la república se jugaba su prestigio y puso toda la carne en el asador. El premio gordo era Zaragoza, que nunca pisaron los republicanos. Sea lo que fuera, aquello quedó devastado ad aeternam. Para esto último, San Rafael, esqueleto ruinoso hoy mal apuntalado, necesita una intervención urgente. Al hilo de todo esto, descubrimos anteayer la historia de Ramona Dominguez, exiliada republicana asesinada por los nazis en la masacre de Oradour-Sur-Glane. No teníamos ni idea de que las SS hicieran escarmientos de esta categoría de horror (10 sobre 10) en población blanca cristiana europea. Los eslavos, Untermenschen, no eran seres humanos, así que no computan. En este pueblecito, días después del Desembarco de Normandía, metieron a mujeres y niños en la iglesia y le prendieron fuego. Hoy es la villa mártir de la République française y sus restos se conservan tal cual los de Belchite. En 2020, por cierto, amanecieron pintadas negacionistas que levantaron olas de indignación en el país vecino. Ramona, casualmente aragonesa, fue rescatada del olvido por un historiador aficionado y se suma a la lista de los 643 asesinados en Oradour. Lo de achicharrar vivos a mujeres y niños para garantizar el exterminio (los hombres eran a veces fusilados) fue el modus operandi de los Einsatzgruppen en Bielorrusia. El imán del que hablábamos nos llevó a revisitar Ven y mira (Elem Klimov en Filmin), la gran película de 1985 que narra las masacres nazis en la Rusia blanca. Si 643 fueron las víctimas en Oradour, más de seiscientas aldeas enteras fueron calcinadas con toda su población, toda, allá por donde pasaban las hordas alemanas en su campaña soviética. No hay documento de cultura que no sea, al tiempo, de barbarie, dejó escrito Walter Benjamin, y aquí, pero también en Belchite, viene tanto al caso.

La iglesia del convento de San Rafael está en la Lista Roja desde el 24 de junio de 2019. ¿Cuándo engrosará la Lista Verde?